lunes, octubre 09, 2006

LAS EXIGENCIAS DEL REINO



Lectura bíblica: San Mateo 5:48

Propósitos de la charla: Conocer, valorar y practicar las exigencias del Reino, planteadas en el Sermón del Monte.


La palabra "reino" aparece 9 veces en el sermón de la montaña predicado por Jesús y registrado por el primer Evangelio (San Mateo 5, 6, 7). En Numerología bíblica, el nueve es el número de la finalidad o del juicio. Marca lo completo, el fin y el resultado de todas las cosas en cuanto al hombre; el juicio del hombre y de todas sus obras. Es un factor de 666, que es 9 veces 74. El número 9 es 3², y 3 es el número de la perfección Divina, así como el número peculiar del Espíritu Santo (1 Corintios 12:8-10; Gálatas 5:19-21). Por ello, no es sorprendente descubrir que este número denota "finalidad" en cosas divinas.

Los cristianos convertidos leemos este sermón de Jesús a sus discípulos y quedamos perplejos y algunos hasta desorientados frente a unas palabras del Maestro aparentemente tan legalistas. En este discurso Él nos ordena guardar unas normas morales muy exigentes, al punto de decirnos "Sean perfectos como mi Padre que está en los cielos es perfecto". Nos quedamos abismados ante tamaña exigencia, después de habernos convertido a través del Evangelio de la gracia, que tan claramente proclama San Juan. El apóstol del amor nos muestra un Dios de perdón, al cual podemos acceder exclusivamente por medio de la fe, sin necesidad de hacer buenas obras o actuar de un modo moral (San Juan 1:12; San Juan 3:16; San Juan 5:24; San Juan 20:31).

No hay contradicción en toda la Biblia. Dios se ha valido de distintos hombres con particulares sensibilidades, experiencias, culturas, etc. para mostrarnos su multiforme gracia y las distintas perspectivas, alcances y etapas del Evangelio. La gracia de Dios expresada en el sacrificio de su Hijo no entra en contradicción con los mandamientos dejados por Él como Señor de la Iglesia. El Evangelio que proclama San Juan es el Evangelio de la Gracia de Dios, es decir la buena noticia de que Él ha elaborado y puesto por obra un plan de salvación para todos los que estábamos condenados. El Evangelio que nos muestra Leví, San Mateo, como buen judío es el Evangelio del Reino.

El evangelista y apóstol Mateo, opta por hablar de: "El Reino de los Cielos", cuando los otros tres evangelistas hablan de: "El Reino de Dios". Solamente en 4 ocasiones Mateo usa la frase "El Reino de Dios" (San Mateo 6:33; 12:21,28,31,43), en tanto que la frase "el Reino de los Cielos" aparece 32 veces en su evangelio. Generalmente se explica la preferencia de Mateo por esta última frase para denotar el carácter celestial del reino, vale decir, que proviene de arriba, como un don de Dios y no como una creación meramente humana y perecible.

Las nueve palabras "reino" en el sermón del monte, nos están indicando que esta enseñanza es una grave exigencia de Dios para quienes han sido traslados del reino de tinieblas "al reino de su amado Hijo" (Colosenses 1:13). Tales exigencias no son para los inconversos, no son un pre-requisito para la salvación, sino una condición para participar en el Reino de Jesucristo.

Aparte de que el Evangelio de Leví sea para judíos, según algunos, en el sermón del monte Dios se dirige a discípulos, es decir a personas que ya le conocen y están en una relación de obediencia con Él. No es un sermón evangelizador para la multitud sino una enseñanza para sus discípulos (San Mateo 5:1,2). El problema de nuestra lectura del Evangelio es que siempre pensamos en términos de ganar o perder la salvación; ser salvos o ser condenados; ir al cielo o al infierno, y no salimos de ese esquema mental que nos lleva continuamente a relacionarnos con Dios en términos de culpabilidad y liberación. ¡Ya es hora de que maduremos y comencemos a visualizar el proceso de crecimiento que implica nuestra relación con Dios!

Biológicamente no estamos pensando siempre acerca de nuestro nacimiento. Por cierto ese acontecimiento forma parte de nuestro pasado y quizás guardemos alguna fotografía de cuando éramos bebés; pero nadie duda de haber o vive pensando sólo en esa experiencia. Todo lo contrario, lo natural en el ser humano es vivir la etapa presente y proyectarse a etapas futuras. Siempre vamos tras un logro: estudiar para obtener un título, desarrollarnos profesionalmente, encontrar una pareja para casarnos y tener hijos, etc. ¿Por qué en la vida espiritual no asumimos esa conducta y seguimos comportándonos como si aún fuésemos bebés en Cristo, es decir unos aprendices?

Es maravilloso el mensaje de salvación anunciado por Dios en el Evangelio según San Juan, mas también es bellísimo y rico en promesas el Evangelio del Reino anunciado por Dios en el Evangelio según San Mateo. Comience usted a saborear, masticar, incorporar en su mente y corazón, y a practicar las enseñanzas del sermón del monte, y estará viviendo el reino de Dios en su vida. Necesitamos practicar las enseñanzas del Reino si queremos un días reinar con Él en el milenio. Ya no piense que es un asunto de salvación o condenación. Aquello fue resuelto en la cruz por el Hijo de Dios. ahora se trata de otro asunto. Usted ha nacido de nuevo y ha sido alimentado con la leche espiritual que todo hijo de Dios recibe en su infancia cristiana. Ahora necesita entrar a la escuela del Reino de Dios para obtener un día su graduación en el Tribunal de Cristo. ¿Desea usted pasar con honores esa prueba? ¿O es usted de aquellos que se conforman con estar en la multitud?

LOS PRINCIPIOS DEL REINO
El sermón mencionado nos da una "ley" en el sentido que establece normas o principios para la vida en el Reino de Dios. ¿Cómo se obtiene la salvación? Por la fe en Jesucristo. ¿Cómo se obtiene la entrada al Reino milenario? Por el cumplimiento de las normas del reino, es decir por obras. Cuando tomamos con liviandad el Evangelio y lo reducimos a un amor permisivo de Dios, nos hacemos mucho mal a nosotros y a nuestros hermanos. La fe en Jesucristo nos da la salvación de nuestra alma, pero esa fe debe desarrollarse y producir el fruto del Espíritu Santo. Por medio del ejercicio de los principios, actitudes y obras del Reino, alcanzaremos el galardón tras el cual San Pablo luchó hasta su fin (2 Timoteo 4:8), el cual viene con la segunda venida del Señor (Apocalipsis 22:12). A continuación se detallan estos principios expuestos por el Maestro de un modo bastante provocativo.

1. POBREZA
"Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos." (San Mateo 5:3) En las bienaventuranzas Jesús anuncia que es requisito para pertenecer al Reino , la humildad, la absoluta sumisión a la voluntad de Dios. Él emplea la palabra «pobres» (anawim en hebreo, ptojoi en griego) en el sentido que le dieron los profetas del Antiguo Testamento, en particular los tardíos como Sofonías: los humillados y sumisos a la voluntad de Dios (Sofonías 2:3). Jesús, quién desde niño conocía muy bien las Escrituras, como todos sabemos, debe haber tenido en mente la frase de Isaías: «Miraré al que es pobre y humilde espíritu.» (Isaías 66:2). La unión de estos dos términos: «pobre» y «humilde», nos da el sentido en que Jesús emplea la palabra «pobre». «Pobre» es el que se humilla ante Dios, el que reconoce su pobreza y necesidad espiritual, su pobreza en el reino del espíritu, aunque sea rico materialmente. Pobre es el manso, el piadoso, el que está disponible ante Dios. Pobreza, desde el punto de vista evangélico, es humildad, sumisión al Señor.

2. PERSECUCIÓN
"Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos." (San Mateo 5:10) Quien obra la justicia de Dios será perseguido. Muchos que han proclamado la paz, la no violencia, la no discriminación, el respeto a la diversidad, etc. han sufrido persecución. En un mundo de injusticia, el que hace justicia y la tiene como norma de vida, es rechazado y perseguido, ya sea por la burla, el descrédito o la violencia. Es la lucha de las tinieblas contra la luz. Hay una bienaventuranza para los que sufren persecución: serán propietarios del Reino cuando venga Jesucristo. Persecución es en el fondo el resultado de hacer justicia.

3. PEQUEÑEZ
"De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos;" (San Mateo 5:19a) El Señor nos invita a ser detallistas y no menospreciar un mandato de Él, por sin importancia o pequeño que nos parezca. Toda lucha contra el aborto u otra acción contra la vida, por ejemplo, no es sin importancia sino un grave deber cristiano. Pequeñez nos indica que lo que para el hombre es pequeño, para Dios no lo es.

4. GRANDEZA
"...mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos." (San Mateo 5:19b) Hacer y enseñar son los requisitos básicos para tener autoridad en el reino de los cielos. Grandeza es autoridad moral.

5. DISCIPLINA
"Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos." (San Mateo 5:20) Consideramos a los escribas y fariseos, legalistas, exagerados y fanáticos; sin embargo el Señor nos exige esa justicia como standard mínimo. Seremos flexibles con el pecador, comprensivos con el prójimo, caritativos con el hermano, pero inflexibles e intransigentes con nosotros mismos. Necesitamos disciplina para llegar a ser auténticos ciudadanos del Reino.

6. PASIÓN POR EL REINO
"Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre./ Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra./ El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy./ Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores." (San Mateo 6:9-12) Deseamos que venga el reino de justicia de Dios a la tierra, pero ese reino no vendrá si primero no lo vivimos nosotros, los cristianos. El gran desafío del discípulo es vivir el reino de Dios en un mundo gobernado por las tinieblas; es como dicen los refranes "predicar en el desierto", "hacer el loco", "nadar contra la corriente". Vivamos los principios del reino en un mundo en decadencia.

7. INTEGRIDAD
"Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén." (San Mateo 6:13) El reino es del Señor eternamente. Él tiene poder para librarnos del mal y enfrentar la tentación con integridad. Ser personas íntegras es que somos discípulos coherentes y consecuentes con lo que creemos y predicamos.

8. PRIORIDAD POR EL REINO
"No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?/ Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas./ Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas." (San Mateo 6:31-33) Los seres humanos no pensamos ni sentimos como Dios. Damos mayor importancia a lo que es menos importante para Dios: la comida, la bebida, el vestido. ¿Qué es más importante para Él: que me esmere por tener una casa propia o que de alojamiento al pobre? ¿qué me afane en trabajar para ganar mucho dinero o que me esfuerce en servir a mi prójimo? "Buscad primero el reino de Dios y su justicia" La justicia del reino es que al necesitado se le devuelva lo robado, que cese toda discriminación, que sea anunciada Su Palabra y que los hombres se reconcilien con Él. Si buscamos primero esto, todo lo demás nos será añadido.

9. COHERENCIA
"No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos./ Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?/ Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad." (San Mateo 7:21-23) Creemos que por el puro hecho de adorar a Dios y llamarnos cristianos podremos disfrutar del reino milenario, pero no es así. Sino el que hace la voluntad del Padre, la cual se expresa en este sermón y en todas las palabras de Jesús.

BIBLIOGRAFÍA.
"El Reino de Dios... ¿Qué es?", Mario A Olcese.
http://www.desarrollocristiano.com/
"Como entender los Números de la Biblia", Ramón Romero.