jueves, enero 25, 2007

EL ÚNICO DIOS




Lectura bíblica: Efesios 4:1-6
Propósitos de la charla: Comprender la doctrina monoteísta acerca del carácter Único de Dios.


El primer mandamiento de la Ley de Dios se puede resumir con estas palabras: Amarás a Dios sobre todas las cosas. Enfatiza que sólo a un Dios se debe amar y por sobre cualquier otro amor. Este carácter Único de Dios es propio de las religiones monoteístas, es decir que creen en un solo Dios.



NO TENDRÁS DIOSES AJENOS DELANTE DE MÍ
"Y habló Dios todas estas palabras, diciendo: /Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre." (Éxodo 20:1-2) El Señor nos ha sacado de una tierra de esclavitud, en la que vivíamos bajo el yugo de Satán y en servidumbre de pecado. "Éramos por naturaleza hijos de ira" asegurará más tarde San Pablo. La historia del pueblo de Israel, su sometimiento durante cuatro siglos bajo el dominio del faraón egipcio, su liberación por medio de Moisés y su peregrinación por cuarenta años en el desierto con destino a la tierra prometida, no es sólo una narración histórica y literal, sino también una narración simbólica. Para los cristianos quizás reviste más importancia esta segunda interpretación; en ella cobra sentido y se explica la relación que existe entre esa narración y nuestra propia vida. La esclavitud de Israel en Egipto es nuestra propia esclavitud en un mundo pecaminoso; la salvación de todos los judíos aquella noche en que pasó el ángel de la muerte y en que los dinteles de sus puertas estaban marcados con la sangre del cordero, no es otra cosa que nuestra propia salvación por la sangre de Jesucristo, "el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo"; el cruce por las aguas del mar Rojo es símbolo de nuestro bautismo; el desierto es nuestro peregrinaje por esta vida en búsqueda de la Canaán celestial.



"No tendrás dioses ajenos delante de mí." (Éxodo 20:3) Por primera vez, aparte de la revolución religiosa del egipcio Akenaton, aparece un Dios que no admite la existencia de otros dioses. No tendrás otros dioses, ordena. No tendrás dioses ajenos, exige; ustedes son Mi pueblo y Yo soy vuestro Dios, el Único. Ya hemos visto que Dios como ser absoluto tiene existencia propia, Él no necesita de otros. Como consecuencia nosotros, Sus hijos, debemos reconocerle sólo a Él como Creador y Dios. Hay un solo Dios. Esto significa monoteísmo: mono es uno, teo es Dios; un solo Dios. Él lo ha creado todo y es Uno solo. El monoteísmo constituyó la fundación del pacto mosaico con Israel.



"No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra." (Éxodo 20:4) La costumbre de la época era tener una imagen del dios. Esto no ha cambiado mucho y es comprensible dada la naturaleza sensorial del ser humano. Se podía "endiosar" un astro del cielo, un ser imaginario o aparición, un ave, un cuadrúpedo, una planta o un mineral; en la visión panteísta mágica primitiva ello era aceptable. Mas, de pronto aparece en la historia de la Religión humana, este Dios intransigente y exigente, que se revela Único y Absoluto, Persona, Espíritu y Soberano, que ordena no hacer imágenes para adorar, ni siquiera de Él.



"No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen," (Éxodo 20:5) Se reconoce celoso, es decir que no acepta otro amor divino que no sea Él. El amor del judío y del cristiano debe ser sólo para un Dios: Jehová. No lo mueven los celos sentimentales de una pareja humana, sino que es la exigencia del Dios Exclusivo. Este Dios fuerte excluye a cualquier otro dios; no puede haber dos dioses, es Uno solo. He aquí la base de nuestro monoteísmo. El pecado de los seres humanos no afecta solamente al pecador, sino también a su descendencia; cuando aborrecemos, o sea rechazamos, al Señor, no es menor la consecuencia de ello sino que se proyecta en hijos y nietos. Inclinarse ante dioses ajenos, adorar imágenes de seres que no son Dios, es cosa aberrante para Él, lo cual traerá castigo.



"y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos." (Éxodo 20:6) Para quienes le obedecen, Él reserva Su misericordia. Expresa este texto que el ama a millares, no son pocos los favorecidos por Su amor. Basta simplemente que cumplamos el mandamiento de amarle a Él por sobre todas las cosas y no hacernos falsos dioses. ¡Qué gran lección! Cuántas veces idolatramos a otros seres humanos porque tienen alguna característica personal que nos roba el alma, o porque los idealizamos, y cuando ellos yerran y se nos muestran en su humanidad, nos desilusionamos y enemistamos. Dios permita que sólo pongamos nuestros ojos en Él. Indudablemente hay grandes líderes cristianos, hombres y mujeres admirables por su santidad, pero no olvidemos que ellos son tan sólo humanos, lavados por la sangre de Jesucristo y en proceso de santificación. Al Único que debemos rendir culto es al Señor.



DE JEHOVÁ ES LA TIERRA Y SU PLENITUD
"De Jehová es la tierra y su plenitud; el mundo, y los que en él habitan." (Salmo 24:1) Todo lo que Dios ha creado es de Él, le pertenece. De Dios es todo el planeta, todos los seres vivos y espirituales que lo habitan, incluido el ser humano y sus invenciones. Como Él es el Dueño de todo, también es su Único Dios. Él tiene la supremacía sobre todo el mundo, este es un énfasis del monoteísmo, presente tanto en el judaísmo, el cristianismo y el islamismo. El cristianismo es monoteísta, por tanto la doctrina de la Trinidad no debe formularse como un triteísmo, es decir tres dioses, ya que Dios es un Ser indivisible. Sólo puede haber un Ser absoluto y con existencia propia.



¿A QUÉ ME HARÉIS SEMEJANTE O ME COMPARARÉIS?
"¿A qué, pues, haréis semejante a Dios, o qué imagen le compondréis? / El artífice prepara la imagen de talla, el platero le extiende el oro y le funde cadenas de plata. / El pobre escoge, para ofrecerle, madera que no se apolille; se busca un maestro sabio, que le haga una imagen de talla que no se mueva." (Isaías 40:18-20) Nada hay más torpe que el hombre se fabrique un dios para adorar. Dios no se parece a nada que el ser humano, por mucho arte que tenga, pueda fabricar.



"¿No sabéis? ¿No habéis oído? ¿Nunca os lo han dicho desde el principio? ¿No habéis sido enseñados desde que la tierra se fundó?" (Isaías 40:21) Los hombres y mujeres sabemos que Dios es Dios, el Único, no desconocemos esta realidad. Hemos oído desde pequeños que Él es el Creador, Redentor y Único Dios. no estamos sordos pero nos hacemos los sordos a Su verdad. Dios mismo enseñó a la raza humana Su Verdad, la realidad de Su existencia.



"Él está sentado sobre el círculo de la tierra, cuyos moradores son como langostas; él extiende los cielos como una cortina, los despliega como una tienda para morar. / Él convierte en nada a los poderosos, y a los que gobiernan la tierra hace como cosa vana. / Como si nunca hubieran sido plantados, como si nunca hubieran sido sembrados, como si nunca su tronco hubiera tenido raíz en la tierra; tan pronto como sopla en ellos se secan, y el torbellino los lleva como hojarasca. / ¿A qué, pues, me haréis semejante o me compararéis? dice el Santo." (Isaías 40:22-25) Se creía en la Antigüedad que la tierra era una superficie circular y plana, que el cielo era cual cortinaje o tela, como el de una tienda o carpa para que viviera el hombre. Por sobre esa realidad, esta Dios. Aunque la ciencia y la exploración del espacio nos ha dado un conocimiento distinto del cosmos, El Creador sigue estando sentado sobre Su trono de autoridad, sobre nuestra realidad. Nuestra condición, seamos humildes o poderosos, es débil y dependiente de Su poder y misericordia. Dios no se puede comparar a nada creado, puesto que Él no es criatura, sino Creador increado.



"Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quién creó estas cosas; él saca y cuenta su ejército; a todas llama por sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza de su fuerza, y el poder de su dominio." (Isaías 40:26) El profeta nos invita a mirar hacia arriba y verlo como Creador. Él es un Comandante que ordena su batallón celestial. Dios conoce a cada criatura y persona por su nombre. Es el Dios Fuerte, Poderoso y Dominante.



"¿Por qué dices, oh Jacob, y hablas tú, Israel: Mi camino está escondido de Jehová, y de mi Dios pasó mi juicio? / ¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. / El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas." (Isaías 40:27-29) Ilusamente a veces creemos poder esconder de la mirada del Altísimo nuestras acciones pecaminosas. Él todo lo ve y sabe. Dios es eterno, incansable y sabio; como tal puede dar y multiplicar las fuerzas de quien se encuentra cansado. Toda la reflexión anterior nos conduce al reconocimiento de la supremacía absoluta de Dios. Ésta excluye al politeísmo y a la idolatría. Podemos descubrir, por las palabras inspiradas del profeta, que los ídolos son nada.



ÉL LE HA DADO A CONOCER
"Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo." (San Juan 1:17) La misión del gran libertador Moisés, fue entregar la Ley de Dios, dar a conocer los principios éticos que deben gobernar la vida de Sus hijos. Esa hermosa y perfecta Ley nos muestra el carácter de Dios mas, confrontada con nuestra experiencia, nos demuestra que somos incapaces de cumplirla cabalmente, que somos pecadores. La Ley, al decir de Pablo, es el "ayo" que nos condujo a Cristo. San Juan expresa que la Ley nos fue entregada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad de Dios vinieron a través del Hijo, Jesucristo. El verdadero Dios es el revelado por Jesucristo. Moisés nos revela tan sólo un aspecto de Dios, Su voluntad de que el ser humano viva de un modo justo, nos muestra el rigor de Dios y Su castigo para todo aquel que no cumple Su Ley. Al contrario, Jesucristo vive él mismo la Ley en su vida y nos muestra la gracia, el perdón, la misericordia de Dios. Jesucristo revela el completo carácter de Dios.



"A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer." (San Juan 1:18) Nadie ha visto a Dios, ni siquiera Moisés y los patriarcas, o los profetas. Sólo Jesucristo ha podido mostrarle, porque Él está en el seno del Padre, es el Unigénito, el Hijo de Dios, parte de Dios mismo, el resplandor de Su gloria, el Verbo de Dios.



CONCLUSIÓN
En conclusión podemos afirmar que este Dios que se ha revelado al pueblo judío y luego a los cristianos es una Persona con personalidad propia, un Espíritu racional y moral, Soberano que reina con autoridad sobre la creación y la Iglesia, un Dios Absoluto que no depende de nada fuera de Sí mismo, también es el Único Dios. Su orden para el ser humano es "No tendrás dioses ajenos delante de mí". La convicción de todo cristiano debe ser "De Jehová es la tierra y su plenitud". El es Único e invalida a cualquier ídolo, nos pregunta "¿A qué me haréis semejante o me compararéis?". Conocemos a este Dios Único por medio de Su Único Hijo, pues el Evangelio asegura "Él le ha dado a conocer" ¿Estás convencido que Dios es Único?



BIBLIOGRAFÍA.
Walter Thomas Conner, "Doctrina Cristiana"; Casa Bautista de Publicaciones, USA, 1962.