domingo, abril 23, 2017

VIVIR SUS VIRTUDES.


 
© Pastor Iván Tapia Contardo 

Lectura bíblica: 9 Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; / 10 vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.” (1 Pedro 2:9,10) 

Idea central: Anunciar las virtudes de Jesús es vivir Sus virtudes. 

Propósitos de la lección: a) Comprender y practicar el propósito de la Iglesia; b) Comprender el significado de “anunciar las virtudes de Jesucristo”; c) Entregar la vida a Jesús para que Sus virtudes se encarnen en nosotros; d) Evitar la demagogia espiritual abocándose a la vida cristiana; e) Vivir las virtudes de Jesús. 

Resumen: A veces los cristianos caemos en teorías y demagogias, olvidando que el cristianismo es vida y una práctica permanente de las enseñanzas de Jesús; menos palabras y más acción. Anunciar las virtudes del Señor es más que hacer propaganda o “presentar” el Evangelio, es vivir a Jesús y Sus virtudes.
 

E
l apóstol Pedro, apodado Petros, es decir “piedra”, por su Maestro Jesucristo, dice que el Salvador es una “piedra viva” que los hombres desecharon pero que para Dios es “escogida y preciosa”. Y así como Jesús es una piedra viva, los cristianos también, deben ser como piedras vivas de un templo. Además somos sacerdotes que ofrecen sacrificios espirituales a Dios por medio de Jesucristo. El apóstol recuerda que en el Antiguo Testamento se profetiza que Cristo es “La piedra que los edificadores desecharon”. Los que rechazan a Jesús “tropiezan en la palabra, siendo desobedientes”. 

Por el contrario los cristianos son: a) linaje escogido; b) real sacerdocio; c) nación santa; y d) pueblo adquirido por Dios. 

a) Linaje escogido. El linaje es la ascendencia ilustre de una persona; somos hijos de Dios y eso es lo más importante que puede haber; somos hijos e hijas del Rey. Para ser de Su linaje, del linaje de Jesucristo, fuimos escogidos por Dios. 

b) Real sacerdocio. Todos los cristianos estamos llamados a ser sacerdotes de Jesucristo, el Rey. El sacerdote es un intermediario entre Dios y los hombres; intercede ante el Señor a favor de los hombres y, en sentido contrario, intercede ante los hombres a favor de Dios. Jesucristo es el Sumo Sacerdote y los cristianos Sus servidores. 

c) Nación santa. Los cristianos pertenecemos a la Iglesia que es una comunidad social con una organización propia y con una ética distinta a la del mundo, regida por la Palabra de Dios y cuyo ideal es la santidad en Cristo. 

d) Pueblo adquirido por Dios. El Señor nos compró a precio de sangre y ahora no pertenecemos al diablo sino a Jesucristo. Como todo pueblo compartimos vínculos históricos, culturales y religiosos; tenemos conciencia de pertenecer al pueblo cristiano; y hablamos el mismo idioma, el lenguaje del amor, la lengua de Jesús. 

Ciertamente esto es lo que somos, pero ¿Con qué propósito? ¿Para qué nos ha escogido, llamado, salvado y trasladado el Señor al Reino de Dios? ¿Cuál es el propósito de Dios para los cristianos? El apóstol Pedro responde: “para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” 

¿Qué significa anunciar las virtudes de Jesucristo? 

    1. No es hacer propaganda de Jesús.
Podemos hacerle propaganda a Jesús pero no vivir como Jesús. Se puede repartir folletos, pegar afiches, ir a la radio y la televisión, predicar en la calle y hablar mucho de Jesús; hacerle propaganda como quien da a conocer una marca comercial, pero eso no es “anunciar las virtudes” de Jesús. Eso es solamente dar a conocer quién es Jesús y qué hizo por la Humanidad, algo que todo el mundo ya sabe, por lo menos en occidente. Jesucristo, el Padre y el Espíritu Santo no necesitan más propaganda.  

La obra que Jesús vino a hacer es la santificación de personas mediante la salvación, la sanidad, la renovación y la transformación de sus vidas; cosa que no se logra con pura “propaganda” sino con: a) el testimonio vivo de la Iglesia; b) la intervención de Dios en la conversión; c) la formación del Espíritu Santo en el discipulado. 

Los cristianos somos cartas vivas escritas por Dios: “1 ¿Comenzamos otra vez a recomendarnos a nosotros mismos? ¿O tenemos necesidad, como algunos, de cartas de recomendación para vosotros, o de recomendación de vosotros? / 2 Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres; / 3 siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón.” (2 Corintios 3:1-3 

    1. No es hablar mucho de Dios.
No se trata de hablar tanto del Señor sino de vivir al Señor, de experimentar Su vida en nosotros. La gente que habla mucho de Dios termina siendo desagradable y parece fanática. Llevar todo tema de conversación al tema de Dios es de mal gusto; es cierto que todas las cosas de la vida se relacionan finalmente con Dios, pero no es éste el modo que Dios ha escogido para darse a conocer. Esa no es la manera de “anunciar las virtudes” de Jesús. 

Hay cristianos que piensan que es poco “espiritual” hablar de deporte, de arte, de ciencia u otro tema, y que siempre debe hablarse sólo de Dios. Eso está bien para las sectas pero no para gente normal como nosotros. Ser cristiano no es ser aburrido ni anormal, es ser una persona que de todo puede aprender algo interesante y disfrutar la vida con sencillez. No es necesario que vayamos por la vida dando lecciones de santidad ni enseñando teología. Cada cosa en su momento y lugar. Además, nuestra misión es conquistar las almas y no alejarlas de Dios, es atraerlas y no asustarlas. No somos jueces ni conciencia de nuestros prójimos. Debemos ser “amigos de todo el mundo”. 

Los cristianos debemos adaptar nuestra conversación: “He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas.” (San Mateo 10:16) 

    1. No es hablar de las virtudes de Jesús.
Tampoco se trata de estar siempre recitando las maravillosas características de Jesús como quien ofrece un producto a consumir. Una cosa es anunciar a Jesucristo como una buena oferta y otra es “anunciar sus virtudes”.  

No predicamos un evangelio de ofertas, aunque es una “buena nueva”, sino que predicamos el Evangelio del Reino, mas éste lo hacemos en el momento adecuado cuando ya hemos establecido con las personas una relación de amistad. De los pescadores necesitamos aprender a ser lo que Jesús llama “pescadores de almas”. Para pescar un pez se requiere no sólo el anzuelo y la caña; también necesitamos una buena carnada, aquella comida sabrosa que el pez quiera degustar. Nadie va a degustar la Palabra de Dios si no ve en usted el fruto de esa Palabra. Por tanto es usted la verdadera carnada que Dios mueve en Su red para atraer todo tipo de peces. Puede llevar años llegar a ser una buena carnada del Señor, el Pescador de hombres. 

Los cristianos estamos para mostrar la luz: “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.” (San Mateo 5:16) 

    1. No es hablar mucho del Evangelio.
¡Ah, entonces no hablemos de Jesús sino de Su mensaje, el Evangelio! dirá alguien. No, no se trata de hablar del Evangelio sino de vivirlo. Si comenzamos a experimentar la Verdad del Evangelio, recién ahí estaremos viviendo las virtudes de Jesús y eso sí es “anunciar sus virtudes”. 

Para que otros puedan conocer la Verdad no basta con transmitirles una teoría de la Verdad, tenemos que poseer esa Verdad en nosotros. Aquí no resulta aquello de “haz lo que digo pero no lo que hago”; por eso es tan difícil poner en práctica ese otro dicho: “No mire al pastor, mire a Dios”; pero en realidad nunca dejaremos de ver al hombre o a la mujer que nos transmite la Verdad. Si ellos no viven la Verdad, difícilmente creeremos en ella. Conocer la Verdad es experimentarla, vivirla en carne propia; recién conocemos el amor de pareja cuando nos enamoramos, antes es sólo teoría. Conocemos la fe cuando la vivimos y así con todas las virtudes. Por tanto se conoce a Jesucristo cuando vivimos Su Persona en nosotros. 

Los cristianos conocemos la Verdad al vivirla: “31 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; 32 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” (San Juan 8:31,32)
 

    1. Es vivir las virtudes de Jesús.
No podemos anunciar a Jesús si no vivimos sus virtudes. Y para alcanzar aquello es necesario que muramos a nuestro yo para que Él comience a vivir en nosotros. 

Una de las principales trabas para el crecimiento espiritual es el orgullo. La vanidad es pensar que somos muy listos, muy sabios, muy buenos y ufanarnos de ello; pero el orgullo es peor porque no sólo piensa lo anterior sino que además no permite que otro se meta en su vida. El orgulloso dice “yo me mando solo”, “yo sé resolver mis problemas”, “yo me entiendo sólo con Dios, a mi Dios me habla”, “no necesito intermediarios con Dios”. Esas personas no aceptan ser guiados por otro hermano, no aceptan el discipulado y apenas el pastorado. Lo más extremo en estos casos es prescindir de la Iglesia; “yo y Dios nos entendemos”, “sólo me someto a Dios”. No se percatan que si no se sujetan a la Iglesia no están sometidos al Señor. La humildad que depone al orgullo es la primera virtud que el Señor quiere desarrollar en todo cristiano. De esa raíz emergerá un hermoso árbol de virtudes cristianas que serán anunciadas no tanto por su boca como por su vida. Ese es el verdadero “testimonio”. 

Los cristianos nos humillamos ante Dios para que Él desarrolle en nosotros Sus virtudes: “6 Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; / 7 echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros. / 8 Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; / 9 al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo. / 10 Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca. / 11 A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.” (1 Pedro 5:6-11) 

Amor, mansedumbre, sabiduría, prudencia, justicia, misericordia, fidelidad, verdad, obediencia, imparcialidad, son las virtudes de Jesús que hemos estudiado en este libro pero no completan la inmensa gama de virtudes que Él posee. Estas mismas virtudes o cualidades son las que el Espíritu Santo desea desarrollar en los cristianos. 

Llegamos a vivir las virtudes de Jesús a través de un proceso de desarrollo cristiano basado en la obediencia, la humildad y la fe, llamado Discipulado. Someta su vida Cristo y sujétese a un hermano como tutor y experimentará ese desarrollo que le conducirá a la madurez cristiana. 

CONCLUSIÓN.

Antes de conocer a Jesucristo teníamos propósitos personales más bien egoístas. Al convertirnos y pasar a formar parte de la familia de Dios, aquello cambió y encontramos un nuevo sentido de vida. La Iglesia en la Tierra tiene un propósito, el cual es para todo cristiano, “anunciar las virtudes de Jesucristo”. Este anuncio: 1) No es hacer propaganda de Jesús; 2) No es hablar mucho de Dios; 3) No es hablar de las virtudes de Jesús; 4) No es hablar mucho del Evangelio; sino que 5) Es vivir las virtudes de Jesús.
 

PARA TRABAJAR EN EL CENÁCULO:

1)      ¿Cuál era su sentido de vida antes de conocer a Jesucristo?

2)      ¿Cuál es su propósito de vida como cristiano/a?

3)      ¿Es usted de las personas que habla mucho de Dios?

4)      ¿Cómo ejerce usted su función sacerdotal?

5)      ¿Cuál es el idioma del pueblo cristiano?

6)      ¿Cuál es el propósito de Dios para los cristianos?

7)      ¿Cuál de estas virtudes el Espíritu ya ha desarrollado en su persona: Amor, mansedumbre, sabiduría, prudencia, justicia, misericordia, fidelidad, verdad, obediencia, imparcialidad?

8)      ¿Qué opina del dicho “No mire al pastor, mire al Señor”?

 

BIBLIOLINKOGRAFÍA.

  • Reina, Casiodoro de (1960). “La Santa Biblia” Estados Unidos: Broadman & Holman Publishers.
  • MacArthur, John. (2011) “Biblia de Estudio MacArthur” Estados Unidos: Thomas Nelson Inc. 
  • (1979). “Dios Habla Hoy, La Biblia Versión Popular” Sociedades Bíblicas Unidas.
·         Demaray, Donald E. (1996). “Introducción a la Biblia” Estados Unidos, Miami: Facultad Latinoamericana de Estudios Teológicos FLET, Editorial Unilit, 1996.

·         (1960). “La Santa Biblia” Sociedades Bíblicas Unidas. Recuperado de: http://www.gentle.org/biblia/

·         “Diccionario de la Real Academia de la Lengua de España” Disponible en: http://www.rae.es/

·         Concordancia electrónica de la Biblia” Disponible en: http://www.miconcordancia.com/concordancia.php

·         W. W. Rand “Diccionario de la Santa Biblia”

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